
Son el futuro de nuestro país, las energías de novación y la semilla de la esperanza de las costumbres, los valores y la identidad.
Criticados por su sinceridad pura y honesta, censurados por tener espontaneidad.
Tienen en su esencia la sabiduría de la vida...aman locamente, ríen sin vergüenza, lloran sin miedo, VIVEN... viven intensamente, sin limites ni fronteras.
Ejemplos de vida, pero imperceptibles a las miradas contaminadas de rencor, miedos, avaricia...
Dicen que el correr de los años llenan de experiencia, saberes y conocimientos...y sí, es así, a medida que crecemos somos formalmente correctos, legalmente educados y socialmente perfectos... pero lamentablemente se ganan certificaciones culturales y se pierde la esencia de la vida: VIVIR... vivir sintiendo cada instante como si fuese el último.
Cada día somos maestros...padres maestros, hijos maestros, hermanos maestros, tíos maestros... porque ellos siempre están observando, copiando, analizando: nuestras palabras, nuestros gestos, nuestras costumbres; y el mas mínimo error de incoherencia entre lo que se dice y lo que se hace, ellos lo entienden, lo cuestionan, y uno simplemente...los censura, por vergüenza pero no a la ignorancia cultural sino a la ignorancia de la esencia de la vida.
Se los subestima por su escasa edad, por su poca experiencia y ellos son los mejores maestros; pensar que nosotros tenemos todas las herramientas para ser sus mejores alumnos, pero no tenemos su sencillez para aceptar que un gran maestro puede estar en cualquier instante, solo hay que querer verlo.